17 de marzo de 2013

When I was a young girl

Hay muchas cosas que uno hace de forma inconsciente o por mera costumbre. Enciendes la luz, abres la puerta, subes el cierre de tus pantalones favoritos, fumas, caminas, conduces tu bici. Uno no analiza mucho esas acciones hasta que alguien te pregunta '¿Cuál es el switch del foco de la sala?, o cuándo te cambian la perilla, tienes una bici nueva. Todo cambia, concientizas lo que haces y caes en cuenta de que todo es un proceso y que cuesta cierto trabajo, sobre todo si haces las cosas de la misma forma durante tanto tiempo.
No se tú, pero nunca me he considerado una persona coqueta. Quizás lo fui hace algunos años, varios, pero a partir de ese momento, no era necesario exagerar cosas. Coquetear con alguien que conoces y te gusta se vuelve relativamente sencillo y divertido. Conoces a esa persona, sabes que le gusta y lo que conoce de ti, sabes de que forma sorprenderle. Te encuentras en control y en zona de confort.

Pero ¡oh sorpresa!. Las cosas no son para siempre. Ya no puedes coquetear con alguien que conoces bien. Ese proceso tan estudiado y que funcionaba tan bien se viene abajo. He aquí el momento de analizar ¿De qué manera hago esto? La última vez que utilicé esta herramienta con fines 'importantes', estaba en una edad muy (MUY) distinta a la de hoy. ¿Cómo coqueteas de forma madura? ¿Existe eso? ¿Porqué las preguntas tan tontas? No tengo idea.
Hay que dejarse llevar, dicen por ahí. Pero no hablo de acercarme a la oreja de alguien para decir algo, o de tocarme el cabello mientras platico, mucho menos de morderme los labios mientras lo veo. Yo hablo de algo serio. En ese aspecto me considero analfabeta.

En la clase de danza hemos visto bastante sobre la conciencia de los movimientos. La forma en que nuestro cuerpo puede ser ilimitado, pero al no conocerlo y no saber los alcances que tiene, nosotros solitos lo restringimos. Ahora, el hecho de no conocer el espacio en el que estamos, nos trae miedos que también nos impide explotar el cuerpo. Esto puede ser una analogía perfecta para las situaciones que actualmente me aquejan. Mis clases me dan mucha esperanza, por que he visto avance en mi cuerpo, cada día el límite cambia, lento, pero va. Pero el otro aspecto, ese me preocupa un poco.

No creí que iba tomarle tanta importancia, pero se vuelve extremo cuando ya no sabes ni de que forma reaccionar y cada encuentro te hace retornar a los momentos lindos pero incómodos de los tiempos de  secundaria. Y ya no tengo 14. No siento que las cosas tengan que ser de esa forma y en lugar de disfrutarlo para que, quizás, pueda llevarme a algo más valiente y trascendental, lo reprimo y no salgo del mismo sitio.
En algunos asuntos soy mas lenta, mas miedosa o más cerrada, o todas las anteriores. Poco a poco me voy deshaciendo de esos bloqueos. Otro de los grandes retos de ser humano.

Me gusta el cambio, nunca había pasado por mi mente un cambio de este tipo, en lo personal lo considero muy radical. No es como comprarme otra bici o tirar mis zapatos preferidos, pero es necesario e inevitable.  Mucho he de sacar de esto. Eso deseo. :)


Punto y aparte.
Creo que mi vida se puede resumir en imágenes. Es más fácil para mi contar muchas cosas. ¡Qué bonita gente me rodea!
My beloved Cuchos

Robandome a Viko *Foto: Lalo Ortíz

Las Nenas guapas *Foto: Lalo Ortíz

La modelo del año

No coman tierra compis.
Besos

2 comentarios:

Diana. says:
at: 18 de marzo de 2013, 6:18 p.m. dijo...

Fíjate que es interesante lo que escribes. Yo también me he reprimido muchas cosas. Por vergüenza o no sé, como que también me remonto a la época de la secundaria en donde hablarle a alguien del sexo masculino me provocaba pánico.
Y pues tampoco ya me considero una jovencita.

Es todo muy loco.

Saludos.

tita♥amor says:
at: 24 de marzo de 2013, 9:03 p.m. dijo...

Ese pánico. Cicatrices en mi memoria jajaja