20 de enero de 2013

Causa - efecto

Karma: Energía trascendente (invisible e inmensurable) que se deriva de los actos de las personas. De acuerdo con las leyes del karma, cada una de las sucesivas reencarnaciones quedaría condicionada por los actos realizados en vidas anteriores. -El karma explica los dramas humanos como la reacción a las acciones buenas o malas realizadas en el pasado más o menos inmediato. - (Wikipedia)
En múltiples ocasiones uno mismo se cuestiona las propias creencias. Los conflictos en las etapas y situaciones de la vida nos obligan a re-capacitar lo que hacemos, lo que pensamos y lo que sentimos. Creo que es parte de los procesos, al menos yo lo veo como algo natural y me es difícil visualizar a alguien existiendo en la misma linea toda una vida: con todo respeto, pero me parece de lo más cuadrado.
El 2012 fue un año excepcional. Tuve lo deseable y lo indeseable. Un año de las mejores experiencias de mi vida hasta hoy, grandes personas y personajes, los pasos más fructíferos y evolución de mi pensamiento. Ha provocado en mí una sed de crecimiento, de movimiento. Me ha hecho aprender que debo dejar de planear, pero inevitable e irónicamente me ha llenado de proyectos, de ganas de crear a futuro. Debo admitir que también sufrí como no lo había hecho jamás. Y de todas esas cosas que pudieron suceder, fue esta última la que mas importancia tiene y la que más agradezco. Y es que no hay aprendizaje ni movimiento sin dolor.
No deseo sonar pesimista, pero he tenido esta conversación varias veces las últimas semanas y siempre llego a la misma conclusión (supongo que muchos han llegado a ella). Nada he aprendido en mis tiempos de felicidad, solamente he sido feliz y he sentido el deseo de que esa emoción no termine. ¡Si! Uno es agradecido, pero las cosas no son naturales solamente así.
A lo que voy es: vivo en la duda constante con respecto a la acción-reacción. Resulta ególatra decir que me considero una buena persona, nadie es perfecto, pero de alguna manera no existe en mi recuento de acciones (en esta vida) algo que considere tan grave como para merecer ciertas cosas; aunque si recolecto cada uno de los pequeños desmanes, los berrinches, malas caras, mentiras, golpes, y un largo etc. de cosas que por sí solas parecerían insignificantes, creo que todo se transforma en una vida de torturas y reencarnar en un rábano.
¿Pero como se determina si las acciones son buenas o malas? ¿No entra en contradicción la idea de la energía trascendente y pura con una idea de energía moralista? La concepción de bien y mal es totalmente humana, creada para dar un sentido a la existencia, para de alguna manera facilitar y a la vez complicar la convivencia social; considero la moral irrelevante al momento de hablar de energía, que ha existido y existirá mucho más allá de la limitada humanidad, aunque sea esta última parte de esa fuerza.
Si yo hago algo, una acción cualquiera que va de la mano con mi naturaleza como ser viviente ¿No es acaso una acción buena? Si la consecuencia de esa acción lastima a otra persona ¿Se transforma en una mala acción? ¿O todo está en la intención con la que se realizó?
Leo una y otra vez mis preguntas y no puedo evitar pensar que está todo envuelto de moral. Muy probablemente no alcanzo a comprender la complejidad de la energía, pero la forma en que veo las cosas en este momento me limita en muchos aspectos; es por eso que decidí escribir todo esto. Tengo esperanza de que toda esta palabrería provoque algún tipo de catarsis o al menos mantenga mis ideas frescas y pueda volverlas algo coherente.
He vivido empapada en moral y estoy cansada. Por una parte pienso: uno debe medir sus acciones, no lastimar a otros, por que todos merecemos una buena vida, sencilla y sin desazones; por otra: Merezco disfrutar al máximo mi existencia, experimentar lo que me sea posible y dejar de pensar en el bienestar de otros antes que en el mío. No consigo un punto medio.
Ahora. Estoy haciendo algo incorrecto, digamos, socialmente. Algo que unos meses atrás reprobé en otras personas y que, para que me hago pendeja, sigo reprobando. Pero mi percepción sobre mi acción es distinta. Yo se lo que estoy pensando, yo se lo que significa y las consecuencias, aunque pudieran resultar negativas, las veo como algo bastante positivo a largo plazo. ¿Qué pongo en primer lugar? ¿Yo o los otros? ¿La moral o la necesidad de abrir mi pensamiento y dejar de sentirme culpable? 
Se que todo tiene límites y siempre he sido una persona respetuosa (o he intentado fervientemente). El "no hagas lo que no te gustaría que te hicieran" trata sobre el karma y ha sido una de las frases que hasta ahora he procurado mantener como parte de mi ideología  Se que está formulada en negativo, ese es el problema, pero la esencia es la misma. Ahora ya no me siento tan segura de que sea algo que quiera en mi vida.

De nuevo se viene la antítesis:
1.- Quiero ser feliz, quiero que otros lo sean, tengo que dejar de lado mis deseos egoístas comenzar a ser más realista en mis decisiones. La gente tiene lo que merece y si continúo por el camino del respeto, esa energía se multiplicará y me iluminará.
2.- Quiero dejar de poner a los demás en primer sitio, hedonismo puro en mi vida. Probablemente esto creará energía negativa, pero que importa, más sufrimiento es equivalente a movimiento, crecimiento y trascendencia (sabiéndolo manejar).
No tengo en mi mente un balance entre estas 2 cosas, por lo que me puedo considerar en estos momentos como una persona hipócrita, que ha elegido ser con algunos de la primera forma, y con otros pocos se ha dejado llevar. Quisiera pensar que es algo que le ha pasado a todos (inevitables las comparaciones).

Yo para todo me considero ignorante, siempre hay algo para aprender y para eso está la vida, para aprenderla. Esto de las ideologías es muchas veces algo heredado y es realmente difícil (al menos para mi lo ha sido) cambiarlas una vez que no te satisfacen. He conocido muchas personas que me han mostrado sus particulares percepciones de la vida y de cada una de ellas he aprendido y retomado aspectos. Pero no puedo decir que me haya quedado en alguno de ellos. Parte de mi crecimiento personal ha sido y seguirá siendo formarme mi propio criterio y creencias. Sinceramente no me veo en una sola, ni siquiera en la mezcla de 2.  Hay tantas cosas, tanto mundo, tanto universo como para creer que los inventos de algunos hombres son verdades absolutas. Algo hay que creer, pero espero me quede tiempo para ir descubriendo que será. Mientras tanto me seguiré rompiendo la cabeza tratando de descifrar mis acciones presentes, catalogándolas moralmente a la vez que intento no sentirme como una mierda por hacer lo que hago. ¡Ah si! y muy importante sonreír y disfrutar sin importar lo que piensen o susurren cuando pasas frente a los demás en este desfile de sentencias.

No coman tierra :)

PD: Felicidades a mi amiga Liliana y su ahora marido Manuel. Les deseo una gran vida juntos, disfruten cada una de las etapas.

0 comentarios: